Desde hace unos años la comunicación no presencial ha ido ganando terreno a la comunicación presencial. La situación vivida durante el último año y medio a causa de la pandemia no ha ayudado, pero la pérdida en lo referente a habilidades comunicativas viene de atrás.

“Jóvenes, la generación muda: ultraconectados pero incapaces de mantener una charla telefónica” El periódico – octubre de 2021

“El abuso de Whatsapp y sus efectos en la comunicación juvenil” El País – noviembre de 2019

“Hemos perdido la habilidad social de la comunicación personal cara a cara? The digital gate – junio 2016.

“¿Los móviles están matando la conversación? La Vanguardia – noviembre 2015

Estos son ejemplos de algunos de los muchos artículos publicados en la red en los últimos años haciendo referencia al deterioro en nuestras habilidades de comunicación presencial.

Paradójicamente vivimos en un mundo interconectado e hipercomunicado. La cantidad de información que recibimos diariamente es abrumadora. Cada día se envían alrededor de 100.000 millones de mensajes a través de WhatsApp, Ref: “WhatsApp bate sus propio récord de mensajes enviados al día”, es decir, comunicar nos comunicamos, pero ¿realmente está comunicación es efectiva?

¿Qué es lo que ocurre para que, aún estando en permanente conexión con otras personas, estemos perdiendo habilidades de comunicación?

¿Cuáles son las principales diferencias entre la comunicación presencial y la comunicación virtual?

 

La comunicación no presencial siempre es parcial e incompleta

 

Cuando nos comunicamos dentro de un contexto virtual la comunicación siempre es incompleta. Incluso si lo hacemos a través de una webcam en una video llamada siempre perdemos parte del mensaje. Dependiendo del medio nos perderemos parcial o totalmente la parte no verbal y paraverbal. Si es un mensaje de texto o un mail no podremos apreciar el tono, volumen, timbre, velocidad o fluidez de la otra persona, además perderemos toda la parte de la comunicación no verbal como son la mirada, gestos, postura o reacciones de la otra persona. 

 

Cuando nos comunicamos virtualmente lo hacemos desde dos planos o contextos diferentes. 

 

Yo puedo enviar un mensaje, pero mi plano temporal y mi contexto pueden ser totalmente diferentes a los de la persona que lo reciba. Esto puede distorsionar ese mensaje ya que las circunstancias pueden haber cambiado. Cuando enviamos un mensaje, realizamos una llamada telefónica o una video llamada no solemos saber en dónde, cómo y con quién está la otra persona. Lo hacemos desde nuestro contexto sin tener en cuenta cuál es la situación del otro. Esto suele generar malentendidos e incluso conflictos, ya que yo espero que me conteste de manera inmediata y la otra persona no lo hace. La doble confirmación en azul de WhatsApp ha hecho mucho daño y perjudicado muchas relaciones.

 

No podemos percibir las emociones de nuestro interlocutor.

 

Durante una conversación presencial no solo escuchamos el mensaje, también escuchamos las emociones de la otra persona a través de su lenguaje no verbal y paraverbal. Las conversaciones virtuales no nos permiten captar las emociones, al menos no todas y en tiempo real. Esto hace que el mensaje siempre sea parcial y que la interpretación pueda ser errónea. La comunicación no es solo lo qué se dice, sino también cómo se dice.

 

Cuando la comunicación no es presencial, nuestro nivel de atención baja. 

 

Durante una conversación presencial nuestra atención está centrada en la conversación y en todo lo que rodea a la misma. Además, si la conversación nos interesa especialmente haremos lo posible para evitar cualquier tipo de distracción. 

Durante una conversación virtual nuestra atención no está totalmente centrada en la conversación puesto que estamos expuestos a otros estímulos que nos pueden distraen con facilidad. Si durante una reunión por Zoom, por ejemplo, recibimos un mensaje, mail, llamada…etc. en el casi 100% de los casos lo miramos o contestamos. 

 

La comunicación presencial supone exponerse a los demás. 

 

Cualquier tipo de comunicación que no sea presencial tiene la ventaja de que no nos obliga a exponernos. Una entrevista de trabajo virtual tiene la ventaja, y también la desventaja, de que la hacemos desde un entorno seguro, nuestra casa, por ejemplo. El nivel de exposición no es el mismo que si tuviésemos que hacer la entrevista presencial en la sede de la empresa. La no exposición nos brinda seguridad, por eso preferimos enviar un mensaje de texto antes que llamar por teléfono.

Podemos pensar que lo hacemos porque nos ahorra tiempo, porque el mensaje es gratuito, porque nos cuesta menos escribir, pero todo son justificaciones racionales a una reacción emocional que nos hace no exponernos. Es facil enviar un tuit con una critica sobre algo o alguien cuando no lo tenemos enfrente. Es facil cortar una relación con un sms cuando la otra persona no esta delante. La cuestión es que la tendencia a la comunicación  no es presencial nos esta volviendo cada vez más temerosos a exponernos frente a los demás. 

La comunicación virtual tiene muchas ventajas ya que nos permite comunicarnos en la distancia, en tiempos, situaciones y contextos diferentes. Nos permite poder trabajar desde casa, hablar con familiares que están a miles de kilómetros, incluso seguir varias conversaciones a la vez. Pero la comunicación virtual nunca podrá sustituir la comunicación presencial, a través de la cual podemos captar todos los matices y emociones de nuestro interlocutor en tiempo real y dentro de un contexto igual para ambas personas. 

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